Las infecciones de transmisión sexual (ITS) se denominan a infecciones en que su vía de contagio principal (pero no única) es la vía sexual. El contagio se produce por el contacto de las mucosas genitales entre sí o con la boca o el ano. Las secreciones pueden tener bacterias o virus que pueden penetrar en el cuerpo de la pareja sexual.
Existen múltiples infecciones de transmisión sexual, dentro de las que se destacan: la sífilis, el VIH, la hepatitis B y C, la gonorrea, la clamidiasis y el virus del papiloma humano.
Algunas de las bacterias o virus que constituyen a las denominadas infecciones de transmisión sexual tienen una alta contagiosidad como la hepatitis B.
La exposición a fluidos contaminados aumenta el riesgo de contagio, situación que debe ser evitada utilizando un método de barrera como el preservativo.
El preservativo masculino o femenino es el único método anticonceptivo que ofrece protección contra las infecciones de transmisión sexual. Hay que tener en cuenta que el preservativo debe ser utilizado durante toda la relación sexual para garantizar el adecuado cuidado de la pareja.
El riesgo de contagio de infecciones de transmisión sexual aumenta en caso de personas que tienen múltiples parejas o que las mismas tienen síntomas de ITS.
Frente a la aparición de síntomas de infecciones de transmisión sexual se deberá consultar al médico, que podrá solicitar estudios para el diagnóstico para su posterior tratamiento. Generalmente el tratamiento incluye a las parejas sexuales de la persona durante los últimos seis meses.