Los virus no son considerados seres vivos porque requieren de una célula para su reproducción, pero los mismos están ampliamente distribuidos. Varios tipos de virus son capaces de producirnos enfermedades, uno de ellos es el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).
El virus de la inmunodeficiencia humana se ha originado de una mutación, probablemente proveniente de otros primates como los monos. Se lo considera una infección de transmisión sexual, ya que el contacto sexual es la principal vía de contagio. También puede contagiarse por sangre contaminada o por la leche materna o vía transplacentaria durante el embarazo.
El virus de la inmunodeficiencia humana se encuentra en las secreciones genitales y sangre de las personas infectadas. Durante el acto sexual sin la utilización de métodos de barrera como el preservativo es posible el contagio a la otra persona.
La mayor tasa de contagio se produce en parejas heterosexuales que no utilizan preservativos. En todo acto que implique el contacto con secreciones genitales se debe utilizar el preservativo desde el inicio del acto para evitar contagios innecesarios. La mayoría de las nuevas infecciones ocurre en personas jóvenes, que no deciden utilizar el preservativo en todas sus relaciones como forma preventiva.
Durante un gran tiempo, que pueden ser varios años de la infección, no se producen síntomas. Lo que determina que el diagnóstico de la enfermedad del VIH tenga un diagnóstico tardío.
Actualmente existen una amplia variedad de drogas que incluyen en los tratamientos, pudiendo lograr una detención de la enfermedad, disminuyendo los efectos adversos y logrando una buena calidad de vida.